lunes, 1 de agosto de 2016

La Pirámide Truncada

Brisas y risas

Una repentina brisa nos sorprendió a todos, en medio del bochorno y la foto fija del ambiente. 

Fue una polvareda que levanto hojas muertas, polvo, papeles, colillas, en fin, todo lo que se acumula indefectiblemente en las calles cuando el sol es implacable y la brisa brilla por su ausencia.
Me pregunté por qué justo en estos días no hay cubas de aguas que arrasen con sus cañones todo a su paso; al fin y al cabo es solo cuestión de un par de días.
Mientras los olores, estáticos, erráticos, intensos hasta saturar la pituitaria, surgen de la meadas de millones de perros, que van abonando el corral, para hacer sus recorridos, "marcando el territorio".
También me pregunte que designio divino impone el talado de los arboles habidos y por haber, precisamente cuanto mas grande es el calor, en verano, justo cuando deberían beneficiarnos sus siempre agradecido follaje. No lo sé, nunca me la han explicado convincentemente; pero no bien llegado esto tiempo un equipo de hombres decididos a cumplir una misión inludible se arman hasta los dientes para dejar al peatón bajo un sol abrasador. Y aquí paz y después gloria.

Entonces me imagino a un sesudo burócrata tomando la desgraciada decisión, como quién da una cachetón a su vastago y le dice con voz ronca "es por tu bien , hijo mío": pódese. 

A los que iba, fue el preludio de una tarde y noche mas fresca.

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